De FÚTBOL PARA TODOS a FÚTBOL PARA LA CÁMPORA

Nunca fui deportista. Mucho menos futbolero. Miro al futbol desde la política, donde deporte y poder confluyen en una síntesis muchas veces explosiva.
Don Silvio Berlusconi se propuso conquistar el poder en Italia, para lo cual, comenzó acumulando empresas y financieras, y a continuación fue monopolizando los medios (televisión, radio, diarios, revistas y editoriales). Pero comprendió que su popularidad no le alcanzaba para ganar elecciones, para ser “popular”. Lo consiguió comprando el club Milán y obteniendo campeonato tras campeonato en Italia y en Europa.
El “efecto Berulsconi” pasó a ser un caso de estudio para los analistas políticos y por supuesto para los actores y operadores de la política.

Se trasladó a nuestro medio: primero, con Macri, que logró la presidencia de Boca con el propósito de que sea su trampolín para la jefatura porteña y luego apuntar a su proyección nacional.

Boca logró convertirse durante su presidencia en un club exitoso en la Argentina, en Sudamérica (según tengo entendido ganó 4 copas Libertadores) y en el Mundo (ganó dos veces la final en Japón ante los poderosos Real Madrid y Milan).

Campañas Sucias y Campañas Negativas

Es necesario hacer una diferenciación entre la campaña sucia y la campaña negativa. La campaña negativa es parte de cualquier campaña política. En todas ellas se utilizan.

Es un recurso a veces fundamental para posicionarse en el escenario electoral y en la mente de los votantes.

El candidato que utiliza las campañas negativas para descalificar o atacar al contrincante podría argumentar que en realidad “no se trata de una campaña negativa, solo digo la verdad de mi contrincante”.

NUEVOS LÍDERES; VIEJA POLITICA?

Perogrullo es el único que dice verdades de a puño. Hoy se suele repetir que la primavera de los nuevos líderes implica el crepúsculo de los viejos. Verdad de Perogrullo!!

Sin duda los nuevos líderes políticos tienen características diferentes a lo viejos. Son mas abiertos, mas dialoguistas. Nos repiten que creen más en el consenso que en la autoridad. Son por ello más incluyentes, menos agresivos, mas contemporizadores. Son mas buenos…. o eso nos dicen.

Los tradicionales, para no llamarlos viejos, estaban mas atados al viejo concepto de autoridad, al control mas efectivo del poder. Se ocupan menos de las formas y mas de los resultados. En su concepción la autoridad esta directamente relacionada  a la gobernabilidad.

Hoy lo percibimos al Papa Francisco y lo ubicamos en la primera categoría. Es el paradigma del nuevo liderazazo. Astuto, movedizo y desafiante, con un estilo aperturista y plural, hoy fija muchos temas de la agenda global, y pocos se animan a contradecirlo. Se trata del viejo concepto de poder moral, que se utiliza para ejercer el poder temporal.

Yendo a un nivel más doméstico y pedestre podríamos decir que en Argentina líderes como Massa, Macri y Binner, con estilos parecidos aunque ellos intenten ser diferentes, entran dentro de la definición de esos “nuevos” líderes.  Condescendientes, dialoguistas, evaden el conflicto y buscan siempre conciliar, hasta parecer, en algunas instancias, un tanto empalagosos. Se deshacen por resolver los problemas cotidianos de la gente y en hablar de soluciones.